Hacer y conservar amigos requiere buenas dosis de esfuerzo. Hay que ajustar la agenda para pasar tiempo con ellos, recordar fechas de cumpleaños, ser detallista y tener en la memoria una buena cantidad de información. Además, probablemente cultivar amistades sea un arte donde la empatía y la generosidad son claves. Dado que nuestra capacidad de poner en práctica estas cosas es limitada, tanto los sociólogos como el sentido común indican que solo podemos tener un número limitado de muy buenos amigos, de colegas o incluso de conocidos.
Un grupo de científicos ha usado fórmulas matemáticas de la física estadística para analizar este fenómeno. Los autores han confirmado con datos reales que la capacidad del ser humano para mantener amistades está limitada por la cantidad de tiempo y el esfuerzo mental que puede dedicarle. Además, han creado una herramienta que sirve para predecir cómo son los círculos de amistades de cada persona, y cuántos amigos de cada tipo (de muy íntimos a simples conocidos) tiene. Esto podría permitir estudiar cómo se puede mejorar el funcionamiento de una empresa creando equipos más eficientes o identificar a niños con dificultades para relacionarse en los colegios.
La historia de esta investigación se remonta a 1992, cuando el antropólogo de la Universidad de Oxford y coautor de este estudio, Robin Dunbar, quería poner a prueba su hipótesis de que los primates tienen cerebros grandes porque viven en sociedades complejas. Dunbar comprobó que existe una relación clara entre el tamaño del córtex prefrontal del cerebro de primates no humanos y el número de compañeros o relaciones estrechas que cada uno de estos pueden tener.
Al llevar estos métodos al humano, el investigador concluyó que las personas solo pueden tener relaciones significativas, que involucran al menos cierto grado de confianza, obligación y conocimiento, con un máximo de 150 personas: este es el conocido como "número de Dunbar".
Además, este antropólogo creó una teoría de círculos para repartir esta cifra de 150 relaciones en varias capas o círculos en función de los niveles de intimidad. Según concluyó Dunbar, cada persona tiene un promedio de tres a cinco relaciones muy cercanas, que forman parte de su familia, amistades íntimas o pareja. Después hay alrededor de diez buenas amistades, un grupo de 30 a 35 personas con las que tratamos con frecuencia y, por último, un grupo de cerca de 100 conocidos con los que se trata ocasionalmente en el día a día.
La nueva investigación les ha permitido confirmar que la distribución de Dunbar se cumple para la mayoría de las personas, a partir de los resultados obtenidos de los datos recogidos en encuestas sociológicas, en combinación con un modelo matemático de la física estadística. Esto implica que, efectivamente, nuestra capacidad de hacer y conservar amigos es limitada.